“Cada país tiene la cárcel que se asemeja a sus ciudadanos”

Mónica Fernández es abogada y conduce el programa Se ha dicho, que transmite Televen. Fue la primera mujer directora de prisiones en el país. Para ella, es el momento indicado para seguir educando a las personas sobre el acceso a la justicia, aunque haya corrupción a todos los niveles 


Por KARLA FRANCESCHI C. | KFRANCESCHI@EL-NACIONAL.COM
24 DE ABRIL DE 2017 12:06 AM

Se ha dicho cumple 5 años en la pantalla de Televen

Desde hace cinco años Mónica Fernández está al frente de Se ha dicho, uno de los programas más exitosos de la televisión nacional. A los 24 años de edad, la abogada asumió el cargo de directora de prisiones. Perteneció al Foro Penal Venezolano. Ha sido jueza y profesora, y en 2003 fue condecorada por la ONU con el premio Joven Sobresaliente del Mundo.

Siempre ha luchado por los derechos humanos, dice. Y el espacio, que es transmitido por Televen, se ha convertido en la tribuna perfecta, desde la que continuará defendiendo el acceso a la justicia y educando a la ciudadanía. ­

—¿Tiene sentido educar a la gente sobre el acceso a la justicia cuando estamos en un país donde esta no se aplica?

—Creo que sería muy irresponsable de mi parte generalizar y hacer una afirmación que acabe con la justicia como derecho humano. Hemos desvanecido el concepto de justicia confundiendo personas con instituciones. Parte de mi trabajo diario es hacer llamados de atención desde la reflexión a quienes están dentro de las instituciones para que entiendan su gran responsabilidad frente al ciudadano. Por eso no solo tiene sentido lo que hago, sino que estamos en un altísimo y trascendente momento para hacerlo.

Se ha dicho es uno de los programas con más rating de la TV nacional. ¿A qué cree que se debe su éxito?

—Se ha mantenido así durante 5 años y lo asumimos con compromiso. Somos un referente de justicia posible. Parte de nuestro éxito se lo debemos a un trabajo de total integración entre quienes tenemos la responsabilidad de hacerlo. Otro punto relevante es que somos un programa de casos reales, atendemos a las personas de verdad. Además, mi manera de ser es muy particular y creo que eso también ha sumado, soy directa, sencilla, humana pero severa.

—Fue la primera mujer en ser directora de prisiones, ¿cómo ve la actual crisis penitenciaria?, ¿cuál cree que sería la solución?

—Sí, a los 24 años de edad tuve una de las más grandes responsabilidades en este país. Dirigí 33 cárceles, 33.000 presos, 1.200 vigilantes, 11 jefaturas de división y me tocó trabajar de manera directa con la Guardia Nacional y las diferentes policías del país. Esto bajo la etiqueta del machismo, siendo una joven mujer, fue un tanto complicado, pero muy enriquecedor. Ya contaba con dos carreras y un posgrado y llegué allí por meritocracia y constancia en mi trabajo. Teníamos conflictos, pero fue una gestión en la que lamentablemente hubo 21 muertos en un año, prácticamente no hubo fugas, y fue reconocida por ONG e instituciones internacionales como una de las mejores gestiones en ese cargo. Hoy en día son otros tiempos, otro tipo de privados de libertad. Estos no son los presos que yo conocí. Así como los valores y los principios decaen fuera de la cárcel, eso mismo se arrastra a ella. Cada país tiene la cárcel que se asemeja a sus ciudadanos, los males que vemos dentro de ella son los que hemos dejado que se formen afuera. La cárcel es el último eslabón de una sociedad fracturada, no es para transformar a nadie en buen ciudadano, lo que hay que transformar es la calle para que los que lleguen a la cárcel sean menos. La solución es educar, es la prevención, pero sobre todo es que no haya impunidad ni corrupción.

—¿Cómo evalúa la actuación de los magistrados del TSJ en los últimos días?

—La justicia siempre ha sido apetecible a las fuentes de poder y se ha prestado a muchos intereses que no son los indicados. Creo que nadie puede olvidar la justicia corrompida de las épocas de Caldera o Pérez, lamentablemente no se acabó con esta mala práctica. Pero más allá de entrar a discutir un tema del que todo el mundo ha hablado, hay que rechazar en la medida en que no hay claridad constitucional en lo mucho que se hace. Aprovecho para hacer la reflexión sobre otras cosas sobre las que hay que poner atención, y es la corrupción más pequeña, la menuda, la que mantienen algunos jueces y los abogados desviados de sus funciones. La justicia debe ser equilibrada, en ella deben estar los más honestos, los de más trayectoria, los que tengan más credenciales morales, académicas, ciudadanas. Nada que no sea constitucional puede ser avalado. Siempre pienso que cada uno de los jueces, fiscales, defensores, abogados deben pensar en la responsabilidad que tienen. Al final de todo, la conciencia es la más lapidaria de las sentencias y de ella nadie escapa.

—Jurídicamente hablando, ¿cuál cree es la solución para que esta coyuntura sea superada?

—Difícil pregunta. Las confrontaciones han sido irracionales, inclusive dentro de los que tienen una misma posición política. Estoy convencida de que hay un país del medio que agrupa a más venezolanos que están agotados de que los problemas no sean resueltos mientras estamos distraídos en cosas fatuas. No creo en la violencia como respuesta y menos aún como método. La democracia no puede sostenerse en medio de abusos y de violaciones de derechos humanos. Estamos en un momento peligroso de degradaciones injustificables. Tan responsable es un policía o un militar que se desvía de su misión, como un ciudadano que en la defensa de sus derechos agrede a un funcionario o destruye un bien público. Todos los extremos se tocan.

Derecho solidario

Además de conducir Se ha dicho, dar clases y ejercer el derecho privado, Mónica Fernández está al frente de la Asociación de Abogados Solidarios, en la que un grupo de profesionales brinda asesoría legal a personas de bajos recursos.


“El programa me permitió fundar esa asociación, que trabaja de la mano con la producción. A través de ella atendemos de manera solidaria, no gratuita, los conflictos y logramos cientos de conciliaciones que en un litigio resultarían más costosas y complicadas”, explica.